del oficio de las letras y la perversión de las palabras.

lunes, diciembre 28

NO SIEMPRE TENGO UN AS BAJO LA MANGA.

Los martes algunas veces la vida pasa desapercibida pero cuando decides dejarte llevar por el azar en una de esas calurosas tardes de verano, descubres que el destino siempre puede sonreírte con una cita estupendamente improvista y estimulante en donde dos completos desconocidos se toman el tiempo suficiente para acercarse y conocerse, caminar por el parque, compartir cigarros y acariciar perros. Los prejuicios son la peor carga que puede recuperar el hombre y mas cuando se trata de intereses sentimentales en los que el precio a pagar por una apuesta suele ser mas alto que la recompensa obtenida; para mi las apuestas siempre han sido moderadas pero en esta ocasión el no descubrirlo todo en el primer acercamiento fue mi carta bajo la manga que definitivamente lo volvió mas atractivo y moralmente correcto. Es fácil apostar cuando se sabe contra quien se juega pero cuando ninguno de los dos decide poner las cartas sobre la mesa, esto se vuelve más excitante y complicado, no hay mensajes claros pero el sentido común y los presentimientos ayudan a desmitificarlo pero siempre existe ese riesgo que insita a seguir adelante en espera de descubrir cual es el juego del oponente sin descubrir el propio. ¿será este un juego entre iguales? o simplemente un juego en el que no existe apuesta?

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