del oficio de las letras y la perversión de las palabras.

lunes, diciembre 28

DE KILL BILL Y MIS OTRAS FANTASIAS.

Dicen que no puedes juzgar a alguien por sus actos sin conocer las razones, pero ¿es justo pagar las consecuencias cuando has puesto ya la otra mejilla?. Al iniciar el fin de semana, en una de esas incomodas e impredecibles citas de ajuste de cuentas, cuatro cigarrillos sin marca, dos vueltas a la misma BLINK, tres llamadas desde una cabina publica frente a uno de los antros de moda y 78 vistas al reloj de pulso con manecillas redondeadas parecieron suficientes para darme cuenta que la sangre en el vidrio del establecimiento con comodísimos sillones jamás escurriría. El oponente, de la forma más estupida e inaceptablemente cobarde había decidido no acercarse a más de 20 metros del campo de batalla aun siendo él mismo quien fijara la hora y el lugar de encuentro. La imposibilidad de mandarlo a chingar a su madre a causa de moralinas arraigadas en nuestra cultura que no permiten insultar a la gente muerta, recorrer 50 veces la frase hijo de puta y el odio entrando cada vez mas profundo en mi corazón, decidí aventurarme a descubrir un mundo hasta entonces desconocido para mi. El color rosado de las paredes y el icono playmobilesco de la franquicia me hicieron recordar que cuando hay suficiente dinero, todas las fantasías pueden ser cumplidas, aunque la mayoría de las veces los precios resultan mas obscenos que los productos ofrecidos;
Y ahí está, entre pasillos repletos de revistas clasificadas por género, pedazos de polímero con funciones múltiples y conchas de baterías no recargables, la sección de cabinas. Al acercarte cada vez más a los gabinetes de exhibición te das cuenta que la gente que ahí se encuentra te mira de reojo para saber a que específica sección te diriges, incluidos los dependientes del lugar y las cámaras de vigilancia -después de todo el descubrir las intimidades de la gente que no conoces siempre es gratificante- al temer preguntar como es la dinámica en el sitio decido mirar a mi alrededor e imitar al primer sujeto que encuentre, para mi fortuna el de camisa negra parece visitar el lugar con cierta frecuencia, tomando una caja de DVD sin poner atención a la temática sigo los pasos de mi nuevo guía y llegando a la caja que está al fondo miro el numero de lectores DVD que están colocados en la pared mientras el personaje frente de mi pregunta el tiempo de renta, no se que contestar y con la sonrisa mas amable que había recibido en el día, me señala un cartel con la lista de precios. Devuelvo la sonrisa y colocando la caja sobre el mostrador pienso en la interpretación que el gentil VJ haría del tiempo que necesito para una experiencia audiovisual táctil relativamente pública y tan tremendamente personal, así que apuesto por el número intermedio de entre las fracciones y cubro la cuota. El olor es particularmente especial, es como visitar una de esas salas múltiples con millones de puertas que solía ver por televisión cuando niño y de cuya elección dependía mi propia existencia, podía aparecer desde un león melena dorada del sur de África hambriento que me devoraría sin pensar siquiera en uno de esos deliciosos aderezos de chabacano o frambuesa, una proyección de viaje a la luna o el gran asalto al tren, una escalera oscura y sin fin, o aun peor, una puerta hacia la nada. Para mi sorpresa y después de tratar de entender la coherencia de la numeración, aparece frente a mi el numero 18, tomar aire con todas mis fuerzas hubiera sido la reacción mas lógica antes de girar la perilla pero el insistente olor a sexo evitó que lo hiciera así que cerrando los ojos decidí abrirla y descifrar el misterio que por tanto tiempo había rodado en mi cabeza… y ahí estaba, esperándome, frente a mi, el mensaje legal de la película que prohibe su reproducción total o parcial. Con espacio suficiente para una sola silla y con las paredes decoradas al parecer por un artista del action painting como Jacson Pollok, el olor ahí dentro era penetrante al igual que el calor y en mi cabeza un poco aturdida por el ambiente tan enrarecido pensaba insistentemente en que era una nueva experiencia y no seria correcto salir huyendo, asi que decidí…

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